domingo, 10 de marzo de 2013

Las misteriosas Estaciones de Numeros.


En estos tiempos de Internet y teléfonos celulares, cada vez van quedando menos radioaficionados. La conveniencia, sencillez y economía de estas telecomunicaciones avanzadas han hecho que mucha gente olvide aquello tan viejo de levantar una antena y transmitir –o escuchar– por sus propios medios. Con ello, gran parte de esa realidad que llamamos espectro radioeléctrico ha desaparecido de la vista del público (algo que, de todos modos, nunca fue muy popular). Se usa constantemente, pero detrás de tantas capas que es como si fuera invisible.

...seis, nueve, tres, cinco, siete, siete, cero...

Los estados, sus militares y algunas entidades privadas, por supuesto, siguen igual de interesados en este ámbito de la realidad que –entre otras cosas– permite comunicarse autónomamente a muy grandes distancias. Con razón se dice que el arma más peligrosa del mundo es una radio, y las fuerzas armadas destinan grandes recursos a proteger las propias e incapacitar las del enemigo. Todos los países dignos de tal nombre vigilan, fiscalizan y monitorizan cuidadosamente su espacio radioeléctrico (y tratan de llegar al de los demás).

En esta frontera inmaterial, como en todas las fronteras, ocurren muchas cosas y algunas de ellas bastante extrañas. De esas que dan pábulo a las leyendas y los mitos. Durante las últimas décadas, han venido saliendo al aire unas estaciones muy raras; casi se podría decir que fantasmagóricas o, cuanto menos,espectrales. Las más conocidas han venido a llamarse, por falta de mejor nombre, estaciones de números. La razón es sencilla: día y noche, incansablemente, a horas y frecuencias exactas, una voz de hombre, mujer o incluso infantil emite al mundo número tras número sin sentido aparente, intercalando de vez en cuando alguna palabra o música (siempre la misma, y los aficionados les ponen nombre a partir de ahí). Las hay en muchos idiomas, sobre todo inglés y ruso (qué raro, ¿eh?), aunque no faltan las que transmiten en castellano. Algunas de estas voces son claramente sintéticas; otras, podrían pertenecer a un tipo de locutor sin duda singular.


Ningún país reconoce su existencia ni, en general, opina sobre las de otras naciones. Simplemente, están ahí. La opinión más generalizada es que transmiten mensajes en clave para sus agentes repartidos por todo el mundo; el hecho de que emitan en onda corta / alta frecuencia (que multiplica el alcance a larga distancia por propagación ionosférica), junto a la presencia de cortas ráfagas de datos modulados en la señal, refuerza esta hipótesis. Que, de hecho, ha sido confirmada oficiosamente en al menos dos ocasiones.

Una de ellas fue cuando un portavoz del Ministerio británico de Comercio e Industria, responsable de la regulación de tales frecuencias en el Reino Unido, aseguró en declaraciones al Daily Telegraph que "...son lo que ustedes suponen que son. La gente no debería fascinarse con ellas. No son para, digamos, consumo público."De manera más contundente, durante un caso de espionaje en los Estados Unidos se acusó más o menos públicamente a varias personas de recibir instrucciones cifradas mediante la emisora Atención vinculada con el gobierno cubano; fue la primera ruptura del pacto entre caballeros según el cual estas estaciones no son de nadie, no transmiten nada de interés y disuélvanse, que aquí no hay nada para ver.


En esencia, las libretas de un solo uso no son más que un cifrado por sustitución o, a veces, por trasposición; ténicas utilizadas desde tiempos antiguos. Usarla es tan sencillo (aunque engorroso sin ordenadores) como combinar cada palabra, letra o número del mensaje con la correspondiente palabra, letra o número de la libreta, a palo seco o con distintas combinaciones. Pero, a pesar de su simplicidad, constituyeninformación teóricamente segura: es decir, segura por completo (si se aplica siguiendo el modelo teórico).

Su fortaleza radica en tres elementos: la seguridad de la clave, en que ésta sea aleatoria por completo y en que nunca se vuelva a usar, lo que en la práctica resulta más fácil de decir que de hacer. Si se reutiliza la misma clave aunque sólo sea una sola vez, los mensajes pueden descifrarse mediante operaciones matemáticas simples (por eso se llama de un solo uso). Si no es completamente arbitraria, también. A veces se utilizan generadores pseudoaleatorios de números para producirlas, pero la gente verdaderamente seria usa generadores aleatorios de naturaleza cuántica.

A pesar de ser segura por completo, su uso no se generalizó hasta la llegada de la informática debido a las dificultades prácticas de gestionar todas esas libretitas de un solo uso. La URSS –por ejemplo– metió la pata durante un breve periodo durante la Segunda Guerra Mundial, debido a que las exigencias del conflicto requerían más claves aleatorias de un solo uso de las que podían producir: tuvieron que reutilizar algunas páginas (aunque nunca libros completos). Gracias a eso, los Estados Unidos pudieron descifrar una parte de los mensajes enviados por sus entonces aliados soviéticos durante la guerra (algunos tan tardíamente como en los años '80). En 1946 un espía les notificó el error y así sus libretas de un solo uso se volvieron completamente indescifrables otra vez.



Es casi seguro que estas estaciones de números emiten mensajes a sus agentes repartidos por el mundo, para ser descifrados usando las libretas de un solo uso (hoy en día, en versiones informatizadas). Sin embargo, a partir de finales de los años '60 y sobre todo de los '70 comenzaron a aparecer en el bloque soviético un nuevo tipo de emisiones aún más extrañas y misteriosas: lasbalizas de letras.

Las balizas de letras.

Estas son estaciones de radio que emiten constantemente una letra en código Morse (en su versión cirílica), siempre la misma, una y otra vez. Aparentemente no hacen nada más, o al menos no hacen nada que la comunidad amateur haya logrado entender; y algunos cuentan con equipos y conocimientos francamente sofisticados. Por eso y porque se confunden fácilmente con lasradiobalizas aeronáuticas NDB que también transmiten su identificador en Morse (aunque no en onda corta), han venido a denominarse balizas de letras.


Aquí las especulaciones son mucho más variadas, puesto que nadie parece entender su verdadera función. Muchas de ellas han sido trazadas a bases navales de la flota antes soviética y ahora rusa. Unos creen que constituyen marcadores de propagación, para saber qué frecuencias responden mejor en cada momento determinado. Otros, que se trata de indicadores para canales de transmisión naval relacionados con la flota de superficie, submarina e incluso fluvial. Los de aquí, que en realidad sirven para el seguimiento de satélites. Los de allá, que son para la defensa civil. Vaya, que nadie tiene ni idea. Al menos, nadie que esté dispuesto a publicarlo.
    
Hay al menos doce balizas de letras, todas ellas ubicadas en territorio de la antigua Unión Soviética y la mayor parte en Rusia. Convencionalmente se agrupan en dos categorías: las agrupadas y las solitarias. Las agrupadas se llaman así porque transmiten en frecuencias muy próximas, separadas exactamente cien hertzios entre sí. Y las solitarias reciben su nombre por hacerlo en frecuencias propias, que no parecen relacionadas con las demás. A veces, alguna de estas (notoriamente la "P") interrumpe su emisión para transmitir una rápida secuencia en código Morse o de tipo digital. Por lo demás, ahí están, comunicando al mundo día y noche una única letra una y otra vez.

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