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lunes, 8 de junio de 2015
LA RESPONSABILIDAD DE SER RADIOAFICIONADO
¿Somos personas especiales los radioaficionados?, algunos pensamos que sí, porqué vemos la radioafición como una especie de filosofía vital, una forma de entender el mundo y encarar con optimismo las dificultades diarias. También es cierto que hay quien nos considera peculiares en el sentido de ser especialmente molestos. Pero a estas personas, pocas por suerte, les molesta casi todo.
Paul M. Segal, W9EEA, también pensaba que los radioaficionados eran, o deberían ser, el summum de las mejores cualidades humanas. Con esta idea creó en 1928 el Código del Radioaficionado que lleva su nombre, que originalmente decía así:
El radioaficionado es un caballero..., nunca a sabiendas, utiliza el éter para su propia diversión en forma tal que moleste a los demás. Coopera por el bien público con las autoridades constituidas.
El radioaficionado es leal..., debe el poder desarrollar su afición a las entidades que lo agrupan y les ofrece su lealtad incondicional.
El radioaficionado es progresista..., procura mantener su estación y equipo de acuerdo con los progresos de la ciencia, manipulándolos con regularidad y eficiencia.
El radioaficionado es cordial..., amable y paciente cuando es necesario, presta siempre su consejo y ayuda al principiante y cuida de no molestar a ningún oyente de radiodifusión.
El radioaficionado es disciplinado..., la radio es su pasatiempo y no permite que ella le distraiga de sus ocupaciones y deberes contraidos, ya sea en su hogar, en el trabajo, en el estudio, o en la comunicación.
El radioaficionado es patriota..., sus conocimientos y su estación están siempre listos para servir a su Patria y a la comunidad que lo rodea.
La IARU, en la reunión de Orlando (EEUU), en septiembre de 1989, propuso y adoptó una versión más moderna pues, por suerte, en radioafición no sólo hay caballeros sino que las damas también ocupan un lugar destacado, compartiendo la afición por la técnica y las radiocomunicaciones. De esta manera, en el primer parágrafo se sustituyó la expresión « un caballero » por la de « considerado ». El segundo párrafo siguió igual suerte para conseguir una adaptación más acorde con la situación actual, así el radioaficionado amplió la supuesta lealtad hacia sus compañeros, a los radioclubes locales y asociaciones nacionales, miembros de la IARU, por su presunta representatividad ante la Administración y los organismos internacionales.
Lamentablemente, y a pesar de todas las modificaciones, el Código de Segal se ha convertido en algo bastante utópico, debido al relajamiento de las buenas costumbres por parte de algunos radioaficionados, que pierden el interés por avanzar al ritmo de las modernas tecnologías, mientras que otras veces el desconocimiento generalizado de nuestra afición, por no hablar de su historia, queda en evidencia tanto entre principiantes como entre indicativos históricos.
Un código no escrito pero muy respetado por la comunidad internacional es el que personalmente he bautizado como el de « las tres negaciones ». Los más de dos millones de radioaficionados dispersos por todo el mundo constituyen una variadísima muestra de culturas, religiones y políticas que, sin embargo, conviven en perfecta armonía, gracias a la tolerancia y el respeto mutuo. Esta envidiable paz es posible gracias a la buena correspondencia que evita en todo momento los temas cuyo contenido sea susceptible de herir la sensibilidad de nuestros interlocutores o escuchas. Siguiendo estos sencillos preceptos, debemos abstenernos siempre de hablar de política, religión y/o sexo. No es que quitemos importancia a estos tres asuntos, que son el motor que mueve el mundo, simplemente somos conscientes que la radioafición no es el foro adecuado para tratarlos y, al mismo tiempo, demostramos que la convivencia pacífica, e incluso la amistad más entrañable, es posible entre personas con convicciones muy distintas, basándonos en algo tan simple como la cortesía.
La gran variedad de actividades que pueden realizarse dentro de la radio, limitada por unos márgenes de banda estrechos, obligan a proveernos de una serie de normas que podrían compararse a los antiguos (que no obsoletos) manuales de educación y civismo. Así pues, todo radioaficionado que use un repetidor de V-UHF debe procurar respetar estas 11 reglas:
1. Brevedad... evitando largos monólogos que aburren y colapsan el repetidor.
2. CQ... no usarlo nunca, salvo que se dirija a alguien o lugar muy concreto.
3. Pausa... dejando espacios de silencio para facilitar la entrada de otras estaciones lejanas o más débiles.
4. Indicativo... Decirlo siempre, y no contestar ni mantener ningún tipo de conversación con quien no lo diga.
5. Interferencias... no hacerles caso ni comentarlas. Si es preciso dejar el reemisor en absoluto silencio.
6. Sobrepasar... una conversación en curso, es de muy mala educación. Hay que esperar que termine de hablar el corresponsal.
7. Potencia... por costumbre, la mínima necesaria.
8. Lenguaje... el código Q es innecesario en fonía. El argot es impropio. Las palabras soeces no tiene cabida.
9. Preferencia... la tiene todas las estaciones móviles, por la inestabilidad y dificultad de su situación.
10. Códigos... si no se conoce el significado real y exacto de la abreviatura, es mejor no usarla para no inducir a confusiones.
11. Solidaridad... el artículo 30 del Reglamento de Estaciones de Aficionado, obliga que el acceso a la red de repetidores sea libre para todas las estaciones con licencia A y B, pero no dice nada en cuanto a su mantenimiento y gastos, por este motivo depende de la conciencia de cada cual y de su grado de solidaridad el colaborar en estas tareas. Las asociaciones propietarias de los reemisores deberían facilitar esta solidaridad. No es tan difícil hallar soluciones...
Todos los radioaficionados saben que cada banda tiene sus propias particularidades, que la hacen distinta a las demás. Estas diferencias son más acusadas entre las ondas métricas y decamétricas cuando se observan globalmente; por esta razón también se han desarrollado unas pautas de conducta cuya observancia permite disfrutar de la HF sin demasiados problemas. Así, cuando decidimos trabajar cualquiera de las bandas de HF, hemos de tener en cuenta estas normas operativas para practicar la fonía:
1. Escuchar antes de emitir. Puede ser que esté transmitiendo una estación que no escuchamos. Preguntar siempre si la frecuencia está en uso.
2. VOX y PTT. Si utilizamos el VOX, evitemos los largos « aaahhh ». No pulsar el PTT sin estar seguros que nos toca hablar. No hacer largos monólogos.
3. Repetir el indicativo. Así lo obliga el Reglamento. Además, alguien puede estar interesado en conseguir nuestro contacto. Usar siempre el código ICAO para deletrearlo.
4. No chillar, ni variar el volumen de la voz. Mantener la ganancia del micrófono al nivel más bajo posible.
5. Tomar notas y apuntar los contactos.
6. Evitar palabras malsonantes. No tratar de temas conflictivos. Sed respetuosos y tolerantes con los demás.
7. Usar la mínima potencia aconsejable. Es mejor una buena antena que un amplificador lineal de potencia.
8. Respetar los márgenes destinados a concursos y evitar molestias a otros radioaficionados.
9. No interferir las redes (nets). Sed pacientes y esperad vuestro turno.
10. QSL. Son importantes para muchos radioaficionados. Si os comprometéis, enviadla sin tardanza.
11. No pedir dinero por enviar vuestras QSL o diploma. ¡ La radioafición no es un negocio !
Bien mirado, no es difícil cumplir estas sencillas normas. Tampoco son obligatorias, pero su observancia es de sentido común y nos beneficia a todos. Lamentablemente, siempre encontraremos aquel o aquellos radioaficionados, que se han hecho tristemente famosos por sus continuas controversias, que generan comentarios agresivos de carácter político, xenófobo, sexista, etc., absolutamente fuera de lugar, y que no tienen ninguna vergüenza en proclamarlo públicamente, mostrando su decrepitud moral a través de las ondas y haciendo un mal uso de los repetidores, de los cuales se apropian indebidamente. Acostumbran a ser personas dotadas de una cierta palabrería hueca, pero incapaces de comprender el espíritu de la radioafición. Quien sienta la necesidad de exponer ideas de dudoso gusto, debe buscar otras plazas más acordes con su estilo, que seguro las hay, dejando las bandas de radioaficionado para lo que fueron pensadas: para desarrollar la ciencia y la técnica.
Artículo publicado en CQ Radio Amateur, núm. 210, Junio 2001.
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